Como fuente de energía renovable y sostenible, la leña proviene de recursos forestales gestionados de forma responsable. Su utilización no solo garantiza un suministro constante de energía, sino que también contribuye a la preservación de los bosques al fomentar prácticas de gestión forestal sostenible.
Además de sus beneficios ambientales, la leña es una opción económica y accesible para la calefacción en áreas rurales y fuera de la red eléctrica, donde no hay acceso a otros tipos de combustibles. Esta disponibilidad la convierte en una opción popular en comunidades donde se valora la autonomía energética y se busca reducir costos asociados con la calefacción y la cocina.
La combustión de leña produce emisiones de carbono neutrales, ya que el CO2 liberado durante la quema es absorbido de nuevo por los árboles en crecimiento. Esta característica la convierte en una opción respetuosa con el medio ambiente, ayudando a mitigar el impacto ambiental asociado con otras fuentes de energía más contaminantes.
